julio 05, 2006

El placer de servir

Toda naturaleza es un anhelo
de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento,
sirve el surco.
Donde haya un árbol que
plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que
enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que
todos esquivan,
acéptalo tú.
Sé que él aparta la piedra del
camino, el odio entre los
corazones y las dificultades
del problema.

Hay una alegría del ser sano y la
de ser justo, pero hay, sobre
todo, la hermosa, la inmensa
alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo
estuviera hecho, si no hubiera
un rosal que plantar, una
empresa que emprender.

Que no te llamen solamente los
trabajos fáciles
¡ Es tan bello hacer lo que otros
esquivan!
Pero no caigas en el error de
que sólo se hace mérito con los
grandes trabajos;
hay pequeños servicios que
son buenos servicios: ordenar
una mesa, ordenar unos libros,
peinar una niña.
Aquel que crítica, éste es el que
destruye, tu sé el que sirve.
El servir no es faena de seres
inferiores.
Dios que da el fruto y la luz,
sirve.
Pudiera llamarse así:
“ El que Sirve”.

Y tiene sus ojos fijos en nuestras
manos y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu
madre?

Gabriel Mistral